Cuando una persona fallece, todas sus posesiones, bienes inmuebles, dinero, acciones, pertenencias personales, etc., pasan a formar parte de su patrimonio. La administración de la herencia se refiere al proceso de recaudación y gestión de la misma, el pago de las deudas e impuestos y la distribución de los bienes restantes a los herederos correspondientes. Los herederos se determinan por el testamento y, si no hay testamento, por las leyes de sucesión intestada (que significa morir sin testamento) de cada estado.